Así será la educación de élite en el futuro, según la Harvard Business School
Los adelantos tecnológicos están posibilitando nuevos cambios en las formas de dar clase, tanto en la educación primaria y secundaria como en la superior, de mano con las nuevas tendencias educativas. Ello afecta a algo tan básico como el aula y la forma en que esta condiciona las relaciones entre estudiantes y profesores. Por una parte, encontramos el nuevo modelo que los colegios jesuitas o el colegio finlandés de Saunalahti han implantado: espacios amplios y diáfanos y disposición no jerarquizada de los elementos en la que el edificio entero se convierte en aula. Otra posibilidad es la que acaba de desvelar la Escuela de Negocios de Harvard y que promete cambiar para siempre las aulas magnas.
Estas nuevas clases universitarias se parecen menos a una conversación por webcam que a un directo televisivo en plató. HBX Live, que así se llama el proyecto, fue desvelado el pasado 25 de agosto tras tres años de desarrollo y algunos medios, como Fortune, han tenido acceso a alguna de sus clases de demostración. A simple vista, parece una simple clase organizada a través de internet con las cámaras web de cada usuario, pero la clase se desarrolla en un espacio físico, que no es un aula de Harvard, sino los estudios televisivos de la cadena local de Boston WGBH, a diez minutos de la universidad.
No se trata de un capricho: el aula utiliza todos los recursos y el know-how de la televisión (además de una mayor potencia energética) para la realización de la clase, que se centraliza en un plató de 8 metros de altura con una parrilla de luces y una pantalla de vídeo curvada de 8,2 metros. Se trata de una sala insonorizada en la que trabajan dos regidores y dos realizadores, además de un cámara móvil y otras cuatro más que recogen las imágenes que son mezcladas en directo por el realizador.
Esto es lo que diferencia entre proyecto de otros como los llevados a cabo por Yale o la Universidad de Pensilvania:
Lo más importante es la intimidad y la cercanía
Una de las cosas que se pierden en una clase realizada a través de internet frente a una presencial es la familiaridad que propicia compartir una misma aula. Uno de los objetivos de HBX Live es conseguir reproducir esa intimidad en una clase en la que los estudiantes se encuentran en distintos rincones del planeta y están conectados a través de sus ordenadores personales.
Para ello se utiliza un gigantesco panel de 6.220.800 pixels en el que se reflejan las caras de 60 estudiantes de todo el mundo (de San Francisco a Pekín pasando por Varsovia), como si se tratase del anfiteatro de un aula magna. Cada una de ellas mide 60 centímetros de ancho y 0,76 de alto, y no hay ninguna jerarquía entre ellos. Nada de ocultarse en la última fila: todos los estudiantes son igual de visibles.
Sin embargo, tan sólo se pueden ver los rostros: el lenguaje corporal queda fuera de campo. El equivalente de levantar la mano es pulsar un botón en el ordenador para que el profesor vea que has pedido el turno de palabra. Nada de los habituales primeros planos fijos que caracterizan la estética webcam: el profesor, de pie, es retratado por varias cámaras que lo captan desde diversos puntos de vista, incluida una que realiza travellings a su alrededor.
Imagen y sonido han de ser perfectas
Las experiencias online suelen ser frustrantes: imágenes pixeladas, sonido que se corta e interrupciones inesperadas de la señal provocan que la comunicación en directo no sea tal. El proyecto tuvo claro desde un primer momento que, para conseguir la intimidad perseguida, todo retraso en la señal debía ser eliminado. Además, todos los estudiantes y profesores tienen sus micros abiertos en todo momento, de igual manera que ocurriría en una clase normal: aunque supuso otro reto técnico, el objetivo era que los alumnos pudiesen reaccionar con risas a un chiste del profesor o aplaudir a un comentario interesante de un compañero. De ahí que uno de los trabajadores del plató se dedique casi en exclusiva a garantizar que el sonido es perfecto.
Unos días antes de la clase, el equipo televisivo recibe un plan de la clase para planificar el directo, y conocer de antemano los vídeos que han de proyectarse o los rótulos que se deben introducir. HBX ha contado con la tecnología de Cisco (vídeo), BSS (Audio) y X20 (software) para desarrollarse.
Estudios de caso sin parar
Todas las clases impartidas son estudios de caso, es decir, la descripción y análisis de temas actuales, fenómenos o empresas, la metodología por la que la Escuela de Negocios de Harvard goza de fama internacional. En el ejemplo expuesto en Finance, los estudiantes debían discutir acerca de Uber, su influencia en la industria del taxi y su alto valor en el mercado. De ahí que la interacción entre estudiantes y con el profesor sea vital: nunca antes una clase en línea había permitido que 60 personas pudiesen interactuar con un sonido e imagen perfectos y utilizar una pizarra digital que no destellase ante las cámaras, algo que ha supuesto una importante inversión para Harvard Business School.
Las clases son de mediano tamaño…
Cuando el proyecto empezó a valorarse, la mayor parte de expertos explicaron que lo que pretendían hacer tenía un tope de entre 12 y 20 alumnos. Gracias a McCann Systems consiguieron elevar el número hasta 60 estudiantes por clase, con un coste medio de entre 300 y 500 dólares por alumno y sesión, contando todos los fijos y variables. Nadie dijo que fuese barato: como explica la página web del centro, el presupuesto anual de la matrícula, mantenimiento y gastos diarios de un MBA puede rondar los 98.000 dólares, unos 86.000 euros.
...Pero miles de personas pueden verlas por internet
El modelo de HBX Live contempla, no obstante, la posibilidad de que otros 1.000 estudiantes puedan ver en directo la clase, sólo que con un retraso de 15 segundos y, obviamente, sin poder interactuar. Es una manera de aprovechar el potencial de la clase y rentabilizar los altos costes de producción.
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