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Esa vocecita en tu cabeza

Yo puedo¿Qué te dices todo el tiempo? ¿Cuál es tu diálogo interno? El diálogo interno es esa conversación que todos tenemos con nosotros mismos. Tal vez estarás pensando: “¡Yo no hablo conmigo mismo(a)!” ¡Sí, sí lo haces! Todos lo hacemos. Nuestro diálogo interno ocurre todo el tiempo, y puede ser consciente o inconsciente, aunque generalmente no somos conscientes de él. Cualquier cosa que te digas, ya sea en silencio o en voz alta, a tí mismo(a), o a alguien más acerca de tí mismo(a) o acerca de algo más, forma parte de tu diálogo interno. Desafortunadamente, el diálogo interno de la mayoría de las personas es negativo. Y todo eso que nos decimos una y otra vez, son instrucciones para nuestro subconsciente, quien las sigue al pie de la letra.
¿Alguna vez esa vocecita en tu cabeza te ha dicho: “No puedo”; “Es muy difícil”; “Yo no nací para eso” “Tengo mala suerte”; “Nada me sale bien” “Yo no soy bueno para los números” “El dinero se me va como agua”; “No puedo dejar de fumar” “No tengo tiempo”; “Soy muy torpe”; etc., etc., etc.?
Todos nos hablamos a nosotros mismos todo el tiempo. Se estima que cada minuto pasan a través de nuestro cerebro aproximadamente 1,300 palabras, que forman nuestros pensamientos, los cuales a su vez moldean nuestro mundo. Ese diálogo interno es el resultado de nuestros recuerdos, condicionamientos y otros aspectos que afectan nuestros procesos de pensamiento.
Estarás de acuerdo conmigo entonces, en que es primordial cambiar nuestro diálogo interno de negativo a positivo, para lo cual lo primero que tenemos que hacer es hacernos conscientes de lo que nos estamos diciendo. Así es que te invito a que de aquí en adelante escuches tus palabras, ya sean mentales o habladas, y hagas un compromiso contigo mismo(a) para cambiar aquello que no te está sirviendo. Escucha todo lo que dices cuando hablas. Pregúntate: ¿Estas palabras representan las instrucciones que le quiero dar a mi subconsciente? Si no es así, cambia tu diálogo. Date el mayor regalo que te puedes dar a tí mismo(a).
Durante los próximos días, escucha todas las palabras que te dices a tí mismo(a), ya sea en voz alta o en silencio. También, hazte consciente de la programación que estás recibiendo por parte de los demás, y principalmente de los medios.
Nuestro éxito es el resultado directo de nuestros pensamientos y expectativas. Nuestros pensamientos son una de las pocas cosas en la vida que podemos controlar, y ellos influencian nuestras acciones. Nuestro diálogo interno negativo nos puede impedir tomar acción y llevarnos a renunciar a nuestros sueños y aspiraciones. Al elegir cambiar nuestro diálogo interno negativo por positivo, estamos tomando el control de nuestra vida, con lo que dejamos de ser “víctimas de las circunstancias”, y nos convertimos en creadores exitosos de aquello que realmente queremos en la vida.
El enfocarte en las cosas que quieres, en lugar de en lo que no quieres, es una gran herramienta para eliminar el diálogo interno negativo. En cuanto te des cuenta que estás teniendo un diálogo interno negativo, deténlo, pensando o diciendo “ALTO”. Una vez que tienes tu atención, pregúntate: ¿Qué es lo que realmente quiero? ¿De que tengo miedo? Comprende que tu diálogo interno negativo es una excusa para no tener lo que quieres, y que es momento de tomar la responsabilidad de tu propia vida y de las acciones que te llevarán a obtener lo que deseas.
Una de las técnicas más usadas y efectivas para cambiar tu diálogo interno, es el uso de afirmaciones positivas. Pero para que realmente funcionen, tienes que hacerlo apropiadamente. Esta es una manera sorprendentemente simple de cambiar o modificar nuestro diálogo interno. El usar afirmaciones se ha probado que es efectivo. Tus afirmaciones o declaraciones tienen que ser positivas, declarando lo que verdaderamente quieres. Siempre di, escribe o piensa tus afirmaciones positivas en tiempo presente.
Los siguientes son algunos ejemplos de afirmaciones cortas que pueden ser muy útiles para cambiar tu diálogo interno:
  • Yo soy capaz de hacer cualquier cosa que me proponga
  • Yo soy una persona especial
  • Yo me siento confiado(a) en todas las situaciones
  • Yo soy feliz sin importar las circunstancias
  • Tengo éxito en todo lo que hago
  • Constantemente encuentro maneras de ganar más dinero
  • El dinero llega a mí fácilmente
  • El dinero es bueno y me ayuda a hacer cosas maravillosas
  • Yo estoy sano(a) y fuerte
  • Yo estoy en calma y relajado(a)
  • Yo puedo resolver cualquier problema que surja
  • Yo veo los problemas como oportunidades
  • Yo sé que todo es posible
  • Siempre estoy creciendo y aprendiendo
  • Siempre hago lo mejor que puedo
  • Siempre veo lo mejor en todas las personas y situaciones
Para lograr que tu diálogo interno sea positivo, lo primero que tienes que hacer es elegir hacerlo. Una vez que comprendas el enorme poder que tiene lo que te dices a tí mismo(a), toma la decisión de dejar de vivir tu vida con las limitaciones que tú mismo(a) te has impuesto. Elige buscar cosas buenas en que enfocarte. Enfoca tu atención en palabras positivas. Se persistente. Comprende que tu diálogo interno negativo ha estado ahí por muchos años, y que el cambiarlo completamente no sucederá de la noche a la mañana. Es un proceso que requerirá esfuerzo.
Muchas personas tienen la tendencia de usar frases como “yo siempre…”, “yo nunca…” o “yo soy…”, “no soy bueno para…” Date cuenta que estas frases pueden ser terriblemente dañinas, ya que crean una limitación para tí y para tu capacidad de cambio. Evítalas a toda costa. Hazte preguntas, tales como: ¿Qué me llevó a este pensamiento? ¿Cuál podría ser una mejor manera de manejar esta situación que estoy enfrentando? ¿Qué me permitiría superar este reto? ¿Cuál sería el resultado potencial de esta situación? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Si pasara lo peor, como me afectaría? ¿Es este resultado realmente tan malo? Estas preguntas nos ayudan a combatir el diálogo interno negativo.
Para detener tu diálogo interno negativo, en cuanto te des cuenta, di “ALTO”, si es posible en voz alta. Reemplaza el diálogo interno negativo con mensajes positivos. Otra cosa que puedes hacer es usar palabras más amables para referirte a tí mismo(a) y a las situaciones. Por ejemplo, en lugar de decir “odio llegar tarde” puedes decir “no me gusta llegar tarde”. En lugar de decir: “No puedo ganar más” o “Nunca voy a conseguir esa promoción”, pregúntate ¿qué puedo hacer para ganar más?; ¿cómo puedo prepararme mejor?; ¿cómo puedo ver esta situación de una manera positiva? ¿qué hay de bueno en esta situación?; ¿cuál es la oportunidad que el Universo me está presentando? En lugar de decir: “soy un(a) tonto(a)” o “nunca hago nada bien”, puedes decir: “siempre hago lo mejor que puedo”, o “estoy aprendiendo a ser mejor cada día”. Las declaraciones auto limitantes son extremadamente dañinas. No solamente aumentan tu estrés, sino que te paralizan para encontrar soluciones.
Debes entender también que para lograr tu propósito de cambiar tu diálogo interno, tienes que ser disciplinado(a). Velo como verías un programa de ejercicios. No vas a ver resultados inmediatamente, pero te sentirás muy bien desde el principio. Así como habrá días que estarás muy motivado(a), también habrá días en que no lo estarás. Pero el hacerlo te ayudará a desarrollar tu disciplina y motivación. Te dará un sentido de orgullo sobre tus logros y un sentido de control sobre tu vida. Aumentará tu confianza increíblemente.
Recuerda que somos criaturas de hábito. No es de sorprender que tan fácilmente caigamos en patrones de pensamiento y comportamiento autodestructivos. En lugar de continuar siendo tu propio(a) peor crítico(a), conviértete en tu mejor amigo(a). Se respetuoso(a) contigo mismo(a) y trátate con la misma compasión y amabilidad con la que tratas a los demás. No digas nada a ti mismo(a), que no querrías que otra persona te dijera. ¿Por qué será que a veces le hablamos más amablemente a nuestros amigos, vecinos y familiares que a nosotros mismos? ¿Qué sucedería si frecuentemente llamaras a tus amigos con nombres como “estúpido”, “gordo” o “aburrido”? Seguramente esa persona ya no sería tu amigo(a), no lo crees? Sin embargo, nos hablamos a nosotros mismos negativamente todo el tiempo, sin estar conscientes de que lo estamos haciendo. Y la mayoría de las veces, lo que nos decimos ni siquiera es verdad, es una distorsión de la realidad, una falsa percepción. Entonces, ¿por qué lo hacemos?
Cuando cambiamos nuestro diálogo interno, cambiamos nuestros pensamientos. Cuando cambiamos nuestros pensamientos, cambiamos nuestras actitudes. Cuando cambiamos nuestras actitudes, cambiamos nuestros resultados. Cambiar nuestros resultados, cambia nuestras vidas. Esto hace que el hablarnos a nosotros mismos positivamente sea muy importante.
“Si quieres cambiar tu vida, comienza por cambiar tus palabras. Empieza a decir las palabras de tus sueños, de la persona en la que te quieres convertir, no las palabras de miedo y fracaso.” Robert Kiyosaki
Fuente: vidaextraordinaria.com
    Jaime Mamani Mendoza
    Representante Mundial Autorizado
    La Paz - Bolivia
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